Mariana y Alejandro Foglia, hermanos y deportistas olímpicos uruguayos, alentaron a los jóvenes a tener coraje y no desanimarse frente a la adversidad, en su charla del Smart Talent Day.
“Todo empieza por una pasión por el deporte”, comenzó diciendo Alejandro, de 32 años. “Poco a poco te empezás a poner objetivos y cuando ves que te vas superando, te vas motivando. Los Juegos Olímpicos son la instancia máxima del deporte mundial. Implican una preparación, una planificación para poder llegar a ese momento en la mejor forma posible.”
Por lo general siempre tiene una pretemporada antes de la regata, una preparación anatómica del cuerpo, pero el método de trabajo que utiliza busca calidad más que cantidad. “Siempre busco mis límites intentando llegar lo mejor posible para que a la mitad del campeonato no esté cansado”, reveló el regatista.
Su hermana Mariana, de 34 años, afirma que si bien la meta final son los Juegos, estos te obligan a poner muchas metas en el medio. “Vos vas superándote a lo largo del camino, te vas endulzando con cada cosa que vas consiguiendo y vas aprendiendo también sobre la marcha de las cosas que no te salieron tan bien. Eso te va dando mucho conocimiento sobre ti mismo, y es muy apasionante. Vivimos el deporte como una forma de vida que te ayuda”, señaló.
Tecnología y deporte
La tecnología avanza a pasos acelerados, y tiene su lugar dentro del deporte. En este caso se aplica para construir barcos más ágiles, que tengan la tendencia a despegarse sobre el agua. Todo está apoyado en la tecnología.
“Cuando vas a competir afuera te encontrás con potencias mundiales que tienen un presupuesto muy alto y un desarrollo muy grande del deporte. Hay equipos que llevan sus propios masajistas, meteorólogos, un equipo multidisciplinario que está trabajando para el deportista. Nosotros vamos más por la nuestra. Es difícil, pero lo que uno tiene que pensar en ese momento es en cuáles son mis fortalezas y oportunidades, y a partir de ahí potenciarlas al máximo”, reflexionó Alejandro, que participó en cuatro Juegos Olímpicos: Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012 y Rio 2016.
Enfrentar las complicaciones
“Si termino un día malo intento pensar que el campeonato todavía no empezó, que empieza mañana”, prosiguió el menor de los Foglia. Si bien intentaba estar tranquilo las cosas a veces no le salían. Es parte del deporte aceptar las reglas, puede tocar ganar o perder. Al respecto, hizo una síntesis interesante: “Capaz que los deportistas de Uruguay vamos a perder más veces de las que vamos a ganar, pero lo importante es el camino de llegar ahí y que un resultado no opaca toda una carrera deportiva.”
Por encima de los pormenores del deporte, Mariana tuvo una preocupación extra: su hija. “Una de las cosas más difíciles de estos Juegos fue poder convivir con el rol de ser madre y a su vez estar viajando muchas veces durante un año, separarme de mi hija”, contó. “Delegar el rol de madre en los abuelos fue un desafío súper grande, porque por momentos me sentía muy egoísta por seguir mi pasión y al mismo tiempo tener una hija que se quedaba.”
Tirarse al agua
Según ella, hay que animarse a hacer lo que uno siente. La noche antes de irse, su hija le preguntó qué pasaba si perdía en los Juegos. “Yo le dije que es imposible que pierda, porque ya gané yendo a los Juegos”, le contestó. “Más allá del resultado que uno obtenga, cuando se propone algo, todo lo que ocurre en el camino es el aprendizaje que a uno más le queda, y eso te va fortaleciendo. Y si no es esta vez, va a ser la próxima. Lo que vas transitando y vas aprendiendo no te lo saca nadie. Hay que animarse a seguir, porque sin duda que los sueños se pueden cumplir”, alentó.
Alejandro adhiere a la línea que trazó su hermana: “Hay que perder el miedo a tomar una decisión o fracasar. Al momento que uno tiene que hacer algo lo tiene que hacer y no pensar mucho a dónde llegó o las consecuencias que pueda tener, obviamente tampoco hacer cosas sin pensar. Hay muchas oportunidades. Confíen en su intuición”, finalizó quien fuera abanderado de Uruguay en Pekín 2008.
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