Magdalena Ramada es investigadora, conferencista internacional y doctora en Economía y Finanzas Cuantitativas. Trabaja en Willis Towers Watson desde hace 15 años y en Smart Talent Day brindó una charla sobre blockchain y el futuro del trabajo en relación a la tecnología.
“Siempre digo, cuando hablo de tecnología y blockchain, que son temas complejos como para explicarlos en media hora. Voy a hablar de Harry Potter y de Lego, los ejemplos que les doy a mis hijos y de los que hablo en todo el mundo”, comenzó diciendo Magdalena.
“Lo que quiero que piensen no es cuán importante es esta tecnología o cuándo va a tener el principal impacto, sino el rol que ustedes quieren jugar en el futuro con ella. Hay muchas áreas usando estos conocimientos para cambiar las cosas, como la inteligencia artificial, blockchain, big data e internet de las cosas”, continuó.
Según la especialista, el impacto de la inteligencia artificial y el machine learning es algo que ya está presente todos los días en nuestras vidas, seamos conscientes o no. En contrapartida, blockchain será más relevante en unos cinco años.
¿Qué es la inteligencia artificial?
“Hay muchas maneras de entenderla y tres áreas en donde la aplicamos”, afirmó Ramada. “Podemos usarla para sustituir cosas que hacíamos con seres humanos, como leer pólizas de seguros o quejas que entran a un supermercado, filtrarlas y derivarlas a donde corresponda. Otras áreas son el aumentar y el transformar, es decir cuando usamos inteligencia artificial pero la combinamos con humanos y cambiamos algunos procesos. Por ultimo hay espacios en donde tenemos que transformar el cómo hacemos las cosas, o donde podemos usar inteligencia artificial para generar conocimientos y modelos que no teníamos antes. Ejemplos de eso son la genética y las neurociencias”.
Otra noción introducida por Magdalena fue la de deconstrucción, muy presente y discutida hoy porque en los últimos 20 años el concepto de trabajo viene cambiando. “Los roles evolucionan y fluyen entre empresas, de repente tengo trabajo de analista, de economista, de ingeniero, y sin embargo el mundo está yendo en una dirección en donde yo agarro ese trabajo y lo deconstruyo. Elijo qué partes puedo darle a una máquina y qué partes las puedo poner en otro lugar más barato del que estoy, y redefino ese trabajo”, graficó quien actualmente trabaja en Estados Unidos para la misma empresa en la que comenzó trabajando en Uruguay.
Blockchain, Harry Potter y Lego
“¿Cuántos acá escucharon sobre blockchain? ¿Cuántos entienden lo que es? La realidad es que es muy difícil explicar blockchain, a mí me llevo tres meses entenderlo. Me pasé una semana escuchando a criptógrafos que hablaban de cosas que me parecían marcianas y aprendí”, contó.
Para explicar este difícil concepto utilizó ejemplos más accesibles: “cuando construimos una torre de Legos ponemos un ladrillo encima del otro y normalmente es muy difícil cambiar el ladrillo de abajo cuando la torre llega a cierta altura. Entonces tenemos que estar muy seguros de si queremos que la base sea roja o azul. La blockchain o cadena de bloques es algo parecido, en vez de ser Legos son bloques de información”. Se considera que después de cinco o seis bloques es casi imposible cambiar el primero debido a un tema de computación. Es una tecnología que, usando un mecanismo de consenso sistemático, matemático y criptográfico, logra que miles de personas que no se conocen y están en diferentes partes del mundo construyan juntos una base de datos, poniéndose de acuerdo sin hablar entre ellos y en tiempo casi real.
“En Estados Unidos hay foros de fanáticos de Harry Potter que discuten cómo va a ser el próximo libro. Imaginen que todas esas personas se pusieran de acuerdo a través de una blockchain en escribirlo con todo el conocimiento que tienen sobre los personajes. Escriben una página y luego otra. ¿Por qué es diferente esto a la torre de Legos? Porque pasamos a tener un registro que es cronológico además de inmutable e imposible de cambiar. Hablando de Harry Potter siempre es todo un poco mágico, así como también hay algo mágico en tener una red de miles de personas que están trabajando en algo de forma conjunta que se autoregula, se pone de acuerdo como si fuera un organismo biológico”, aseveró Magdalena.
El futuro del trabajo
Según dijo, muchos de los modelos de información que tenemos actualmente centralizados ahora podrían estar descentralizados. “Yo podría comprar como en Amazon pero sin que Amazon sepa exactamente qué compro, cuándo compro y por qué. La descentralización de estas transacciones nos permite que los datos no sean monetizados por otros. Imaginen que tengo una fitbit -muñequera que controla nuestra actividad física- y que entonces mi seguro interactúa con eso y pago menos porque soy una persona sana. Pero también quiero tener una billetera que en vez de bitcoins tenga mi ADN y mis registros médicos, de los que estoy a cargo yo y nadie más. También puedo tener la N de Neuroverse, una empresa en Silicon Valley que tiene un dispositivo que se pone en la cabeza y monitorea el cerebro. Me dice ‘Magda, te estás olvidando de algo, hay una sinapsis que no está funcionando, jugá a este jueguito y reactivá esta parte de tu cerebro’. Todas esas cosas ya existen”.
¿Cuál es el futuro del trabajo y cuál es el trabajo del futuro? Según la conferencista, cada día más la vida útil del conocimiento y de las cosas que aprendemos es menor. Antes aprendíamos algo y lo podíamos hacer durante 20 años, pero ahora lo podemos hacer durante cinco años, aproximadamente. “Se precisa versatilidad, gente que pueda cambiar y esté dispuesta a hacerlo. Se precisa creatividad para entender cómo reestructurar procesos y combinar tecnología con seres humanos. Se precisa humildad intelectual. Pero lo que sobre todo se necesita es saber y estar dispuestos a cambiar lo que sabemos en forma constante. Hay universidades en el mundo que ya no le dan importancia a los contenidos sino a cómo la gente aprende y piensa, a enseñarles a aprender solos, como cuando yo me senté una semana en mi casa y me puse a mirar YouTube para aprender blockchain”, cerró Ramada.